A punto de iniciarse la Semana Santa he encontrado en mi desván un pequeño carnet en forma de estampa religiosa, por un lado un pequeño grabado donde se ve a una niña señalando al cielo de la mano del que debe de ser su padre y con un texto que dice "Santa Teresita del Niño Jesús. A los 6 años descubre en el cielo la inicial de su nombre".
Pero el reverso se convierte en un carnet de la Pía-Unión de Santa Teresita establecida canónicamente en la Iglesia del Carmen de San Fernando (Cádiz) fechado el 24 de febrero de 1951, indicando que sus miembros participarán de sus gracias y privilegios.
No sé qué harían en esta asociación, ni cuáles serían sus gracias y privilegios, si sólo se reunirían periódicamente a rezar o tendrían otras actividades, recuerdo de mi infancia la asociación de la Adoración Nocturna de mi pueblo y de su rama juvenil "los Tarsicios" (Por San Tarsicio, un niño mártir por proteger la Eucarístía) que se reunían en determinadas fechas en la iglesia para rezar de noche, aunque a mí lo que realmente me llamaba la atención y me gustaba era la insignia que daban a sus socios y que orgullosamente lucían en su ropa.
No sé qué harían en esta asociación, ni cuáles serían sus gracias y privilegios, si sólo se reunirían periódicamente a rezar o tendrían otras actividades, recuerdo de mi infancia la asociación de la Adoración Nocturna de mi pueblo y de su rama juvenil "los Tarsicios" (Por San Tarsicio, un niño mártir por proteger la Eucarístía) que se reunían en determinadas fechas en la iglesia para rezar de noche, aunque a mí lo que realmente me llamaba la atención y me gustaba era la insignia que daban a sus socios y que orgullosamente lucían en su ropa.
Hoy los jóvenes tendrían en su bolsillo el carnet de su equipo de fútbol pero no el de una asociación religiosa, los que ya peinamos canas nos acordamos de nuestra infancia en la que sí tenía una presencia diaria la religión, nuestras camas siempre estaban presididas por imágenes religiosas (preferentemente la patrona de nuestra localidad), en muchos hogares se rezaba todas las tardes el rosario, a otras llegaba un pequeño altar con una Virgen o Santa que iba de casa en casa, las estampas y objetos religiosos eran habituales en cualquier lugar, la misa del domingo era cita obligada y cuando llegaba la Semana Santa todo se paraba, en los días principales hasta cerraban los bares, la programación de televisión española (la única que había) estaba dedicada íntegramente a programas y películas religiosas, incluso el participar en un vía crucis de iglesia en iglesia se convertía en el sustituto a los paseos por el jardín o la plaza de muchos de los jóvenes. Otros tiempos, otros curas (o no) y otras costumbres donde el velo acompañaba a las mujeres y el luto era la vestimenta habitual de todas nuestras abuelas.
Recuerdo como el Viernes Santo se tapaban todas las imágenes de las iglesias con paños morados por la muerte de Jesucristo, procesiones donde el respeto y el silencio era la norma, ayunos, penitencias, comidas para esas fechas, bacalao con tomates, chocolate, torrijas...
Este pequeño carnet, esta estampita, me han recordado aquellas otras Semanas Santas ahora que empieza la de 2014 que no será celebrada en nuestra parroquia de San Juan de Dios de Medina Sidonia (Cádiz) porque ha sido cerrada provisionalmente por el peligro de colapso de su techumbre.
Foto de 1960 de la Torre de la iglesia de Huelma (Jaén) donde intervino el arquitecto renacentista Andrés de Valdenvira, iglesia en donde asistí a los oficios de Semana Santa en mi infancia. Al fondo el castillo.
Interior de la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Huelma (Jaén)
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