martes, 21 de septiembre de 2021

85.- La casa de doña María Vega


Cuando una casa es centenaria no es fácil seguirle la pista, ni a la casa ni a los que la habitaron o habitan, pero cuando es cosa de familia puede ser un poco más fácil, vamos a intentarlo.

En el año 1820 se constituía Vegadeo, entonces Vega de Ribadeo, como concejo independiente de Castropol, por esos tiempos o pocos años más tarde doña Petra Arango Bravo encargaba la construcción de esta casa para que fuese su residencia.

Doña Petra había viajado a Santillana del Mar y allí quedó gratamente impresionada por sus edificios y decidió inspirarse en dos de ellos para la casa que construiría en su pueblo natal, la galería del edificio del ayuntamiento de esta población cántabra fue el modelo para la galería de la segunda planta de su casa y los balcones de la Casa de los Villa lo fueron para los balcones del primer piso.

Ponemos unas fotografías de estos edificios tomados de las páginas de turismo de Santillana del Mar.


Ayuntamiento de Santillana del Mar (www.santillanadelmar.es )

Casa de los Villa de Santillana del Mar (https://es.123rf.com)


Casa de los Villa de Santillana del Mar (www.verpueblos.com)


La casa de la calle Mayor fue construida con piedra de la zona con dos muros para las fachadas y tres transversales, dos de ellos medianeros y uno descentrado donde apoya la viguería de madera, con suelos de madera de castaño que aún perduran en dos de sus estancias. La cubierta a dos aguas cuenta con dos ventanas y dos claraboyas que dan luz y ventilación a la buhardilla y está cubierta a la forma tradicional con grandes losas de pizarra.

La fachada al estar hecha de mampostería de cuarcita con piedras irregulares en cuanto a tamaño o forma, salvo los grandes bloques de dinteles y jambas de puertas y ventanas, está enfoscada y simula con el mortero los sillares de piedra.

Tanto los balcones de la primera planta como la galería de la segunda cuentan con rejas de gran porte y delicado trabajo de herrero que fueron forjadas en el Mazo de Meredo del que era propietaria doña Petra.

Doña Petra Arango Bravo

Reja en la galería de la segunda planta.


Reja de uno de los balcones de la primera planta.


Doña Petra debió ser de armas tomar, se casó con don Francisco Álvarez Sanpedro, entre sus hijos estaban don Benigno, don Marcial y doña Consuelo Álvarez Arango.

A don Marcial Álvarez Arango, hermano de don Benigno y de doña Consuelo lo encontramos en el curso 1879-1880 terminando la licenciatura de Derecho en la Universidad Literaria de Valladolid.

Don Marcial Álvarez Arango

 
Don Benigno Álvarez Arango se casó con doña Amalia Acevedo Soto, matrimonio que tuvo cuatro hijos: Gerardo, Angustias, Irene y Ubalda. Regentaron durante muchos años el Hotel Comercio en las plantas superiores del Bar Restaurante Asturias en la Alameda.

D. Benigno Álvarez Arango y Doña Amalia Acevedo Soto

El matrimonio Benigno Álvarez y Amalia Acevedo Soto con sus hijos.



Doña Amalia Acevedo Soto



Don Benigno Álvarez Arango fotografiado en Madrid


Don Benigno dejaba la mayor parte de las veces el funcionamiento del hotel en manos de su mujer e hijas mientras él viajaba, se cuenta que se fue a la exposición universal de París de 1889 en la que se mostró al mundo la recién construida Torre Eiffel, de allí trajo a su mujer una bonita y pequeña máquina manual de coser para compensarle por su ausencia.

Pero D. Benigno, hijo de doña Petra no vivía con su familia en la casa que describimos sino en el piso superior del hotel que regentaban.

La  hija de doña Petra que vivió en la casa de la calle Mayor fue doña Consuelo Álvarez Arango que no se casó y dicen que vivió hasta los 104 y en cuya dieta estaba una copa de orujo en las primeras horas de todas las mañanas. Doña Consuelo vivía sola en la casa de la calle Mayor, bueno no tan sola, en una época se hizo acompañar dentro de la vivienda de su gallina Blanquita y su gallo Capitán.

Doña Consuelo Álvarez Arango


Fotografía en 1937 de doña Consuelo Álvarez Arango

 
Doña Consuelo quedó soltera e hizo testamento en 1924 a favor de sus sobrinas Irene, Angustias y Ubalda, aunque la casa seguramente era propiedad suya y de su hermano Benigno.



Testamento de doña Consuelo Álvarez Arango el 24 de septiembre de 1924 en favor de sus sobrinas Irene, Ubalda y Angustias.




Dejemos a Doña Consuelo con su orujo y sus gallinas y hablemos de su sobrino Gerardo. Gerardo Álvarez Acevedo decidió hacer las américas y a principios del siglo XX se trasladó a montar un negocio de importación y exportación a la ciudad de Ponce en Puerto Rico.

Don Gerardo Álvarez Acevedo fotografiado en Ponce (Puerto Rico) en 1903

En 1910 pertenece a la directiva del Centro Español de Ponce.

Junta directiva en 1910 del Centro Español de Ponce (Puerto Rico). D. Gerardo Álvarez Acevedo, 2º sentado por la derecha.


Se casa en 1919 por poderes desde Puerto Rico  con Doña María Luisa Fernández de la Vega Lombán (Doña María Vega) hija del eminente doctor, con plaza en Vegadeo, don Wenceslao Fernández de la Vega Pasarín y hermana de  Virgilio,  Jimena, Elisa, María Dolores, José María, Blanca y Wenceslao.

Dª María Luisa Fernández de la Vega y Lombán (Dª María Vega)


Doña María se traslada a vivir a Ponce (Puerto Rico) con su marido, en 1920 nacen sus hijas gemelas Amalia y María Dolores y un año después su hijo Gerardo, poco tiempo después y debido a una grave enfermedad de su marido D. Gerardo tienen que volver a España donde morirá al poco tiempo, doña María se instala en primer lugar con sus cuñadas en el Hotel Comercio, vive un tiempo en Santiago de Compostela, pasa temporadas en Madrid donde su madre Dolores Lombán Cotarelo vive con su hija Jimena Fernández de la Vega y Lombán, la primera mujer matriculada en la facultad de Medicina de Santiago de Compostela junto con su hermana gemela Elisa. Doña Jimena es en este tiempo profesora en la Facultad de Medicina de Madrid y colaboradora principal de D. Gregorio Marañón.

En 1928 Doña María Vega está en Vegadeo porque aparece como tesorera del Ropero Niño Jesús de Vegadeo.

Recibo de marzo de 1928 del Ropero del Niño Jesús de Vegadeo firmado como tesorera por doña María Luisa Fernández de la Vega de su suegra doña Amalia Acevedo.



En los años 30 se traslada a Bilbao donde junto a su hermana Lola y su cuñado Santiago Fernández Ripoll crean una empresa de transportes de viajeros, la Guerra Civil da al traste con la empresa y también con la vida de su hija Amalia. En 1940 regresa a Vegadeo con su hija Lola, su hijo Gerardo se quedará en Bilbao estudiando.

El 1 de mayo de 1947 Irene Álvarez Arango en nombre propio y en el de sus hermanas Angustias y Ubalda alquila la tienda del bajo de esta casa a don José Fernández y Fernández, en dicho contrato figura que son propietarias de la casa por herencia de sus padres Don Benigno Álvarez Arango y doña Amalia Acevedo Soto, en este contrato se describe esta casa de la siguiente manera: "Casa, sita en la calle de Calvo Sotelo, antes calle Mayor señalada con el número 47, compuesta de planta baja, dos pisos y desván. Linda; frente, dicha calle; espalda, huerto perteneciente a la misma casa; derecha, entrando, casa de don Justo Velasco; izquierda, otra casa de Torcuato Monteserín" 

En el mismo contrato refiere que don José Fernández Fernández, de profesión herrero, tiene proyectado contraer matrimonio en breve y quiere disponer de vivienda para cuando se celebre y ha solicitado alquilar la tienda existente en el bajo de esta casa entrando en la parte izquierda y que está dividida en tres dependencias, dos de ellas aptas para habitación y la tercera destinada a cocina.

El alquiler fue de 30 pesetas mensuales y el contrato establecía en principio una duración de un año.



Contrato de alquiler de la tienda del bajo de la casa fechado en 1947.


Debió ser en esta época cuando se trasladan a vivir al principal de esta casa doña Ubalda, una de las tres hermanas propietarias, con su cuñada doña María Luisa y su sobrina Lola.

Doña Ubalda Álvarez Acevedo en 1954



Procesión del 15, a la derecha de la foto se aprecia la casa, años 40.


María Dolores Álvarez Fernández de la Vega, hija de doña María Vega ya vive en esta casa con su madre y su tía Ubalda cuando contrae matrimonio en 1954 con don Pedro Prieto Blanco e instalan su residencia en dicha casa.

Celebración en la casa de la boda de doña María Dolores Álvarez Fernández de la Vega con don Pedro Prieto Blanco.


Don Pedro Prieto Blanco, licenciado en Ciencias Químicas, es socio de una empresa de minería que le hace viajar por varios lugares de España e incluso fijar su residencia durante largos períodos de tiempo en Baza (Granada) donde regenta una mina de espato flúor en la sierra bastetana y es profesor de Física y Química en el instituto de esta ciudad, ocupando también durante varios cursos el cargo de secretario.

Las distintas vacaciones (Navidad, Semana Santa y verano) las pasa en Vegadeo con su mujer y sus dos hijos, Ximena y Pedro Eduardo. Su mujer permanece en Vegadeo durante todo el año junto a su madre por la grave enfermedad cardiaca que padece y que la mantiene semi recluida en casa con períodos en el hospital de Oviedo.

Doña María Vega (doña María Luisa Fernández de la Vega Lombán) con su nieta Ximena en el jardín de la casa.

La calle Mayor en los años 50, la casa es la tercera de la izquierda


Doña María Vega con su yerno, su hija y sus nietos celebrando un cumpleaños de Pedro Eduardo en la casa.

Doña María Vega con su yerno, su hija y sus nietos celebrando otro cumpleaños de Pedro Eduardo en la casa.



Ximena de primera comunión en 1962, con su hermano Pedro Eduardo, Matilde García Lebredo y Rosalía Andina Miranda (Lela) en la casa.



Lola y Gerardo Álvarez Fernández de la Vega con su madre Dª María Vega en su casa de Vegadeo.

Pedro Eduardo y Ximena Prieto Álvarez con su abuela Dª María Vega en su casa.


Ximena marcha a estudiar a Madrid y después a Granada donde realizará la licenciatura de Geografía e Historia, Pedro Eduardo estudiará la carrera de Derecho también en Granada.

Ximena vuelve a su casa de Vegadeo en los años 80 y durante dos años es profesora en el Liceo de Vegadeo, se marcha hacia el sur al aprobar las oposiciones de profesora de Geografía e Historia.

Fachada principal de la casa en los años 80.

Fachada posterior de la casa en los años 80.

La casa en la calle Mayor en los años 80.

La casa de la calle Mayor reúne en los veranos a parte de la familia, allí van la hermana Lola de doña María y su hija Mary Lourdes Fernández Fernández de la Vega, también es asiduo en esa casa don José Mª Fernández de la Vega desde que se le permite entrar en España después del exilio que sufrió por la Guerra Civil, su vida ha transcurrido en Francia y otros países como Ingeniero Industrial construyendo fábricas de ácido sulfúrico ya que tuvo que abandonar su carrera militar que brillantemente llevaba en la Marina hasta la contienda nacional.

En Vegadeo siguen viviendo en la casa Dª Dolores Álvarez Fernández de la Vega con su madre Dª María, Lola fallece en 1982 y doña María un año después.

Dª María deja como herederos a su yerno Pedro Prieto Blanco y a sus nietos Ximena y Pedro Eduardo que ahora son los propietarios de la casa.

En los años 80 se acomete la obra de la renovación completa del tejado de la casa con nuevas vigas y techado de losas de pizarra siguiendo el estilo tradicional y manteniendo la estructura de la misma, se hará cargo el afamado y reconocido Alicio con su cuadrilla.

Aquí se aprecian las nuevas ventanas de la buhardilla después de la remodelación íntegra de su tejado.

La casa es un observatorio privilegiado para las procesiones de las fiestas de agosto. Procesión en 1987.
                                  

La calle Mayor desde el corredor de la casa de doña María Vega por la noche.


En el año 1988 se añade un nuevo miembro de la familia a esta casa, Pablo Roa Prieto, una nueva generación.
Pablo Roa Prieto en la casa con su madre Ximena Prieto Álvarez y su tía bisabuela doña Blanca Fernández de la Vega Lombán.

Pablo Roa Prieto con sus padres Miguel y Ximena y su tío bisabuelo don José María Fernández de la Vega Lombán (Pepe Vega)

Esta casa sigue reuniendo en los veranos a Pedro Prieto Blanco y su mujer Carmela Martínez Pérez, a su hijo Pedro Eduardo, a su hija Ximena con su marido Miguel Roa Guzmán y su hijo Pablo, a Mary Lourdes, al Tío Pepe (José María Fernández de la Vega Lombán) y a otros familiares.

Ximena, Carmela, Tío Pepe, Pedro, Mary Lourdes, Pablo y Miguel en el verano de 1989 fotografiados en la puerta de la casa.

D. José Mª Fernández de la Vega Lombán con su sobrino nieto Pablo Roa Prieto en la casa en el verano de 1990.


Pablo en 1990 en la galería de la casa en las fiestas del 15.


Otros inquilinos de la casa son Toby y Negrín que cuida Ramonita

Alicia, Ramonita y José Manuel en la cocina de la casa.


La comida del 15 siempre fue una fiesta, Pedro, Carmela, Mary Lourdes, Tío Pepe (fumándose un puro), Ximena, Pablo y como fotógrafo Miguel en el comedor de la casa en el verano de 1990.

Ramona Fernández, responsable de la comida del 15, a la izquierda el Tío Pepe.

Don José Mª Fernández de la Vega Lombán (el Tío Pepe para la familia y Pepe Vega para los veigueños) añoraba volver a España y a su pueblo natal después de tan largo exilio, en 1992 lleva a cabo la adecuación de una parte de la casa para venirse a vivir a ella, se traslada a principios de verano y aunque cumplió su deseo, moriría en agosto de ese mismo año.

Pablo Roa Prieto y Almudena Fernández en las escaleras del jardín de la casa con cuatro perritos en 1994


La procesión del 15 vista desde la casa en agosto de 1995.


Pablo Roa Prieto con Bruno Fernández Espina en las escaleras de la casa en 1996.

Vista de  la avenida de Taramundi desde la fachada posterior de la casa

Pablo Roa Prieto con su tío Pedro Eduardo Prieto Álvarez.


Pedro Prieto Blanco con su hermana Elena en la comida del 15 del año 1997 en la casa.


Pedro Eduardo Prieto Álvarez con su hermana Ximena, su sobrino Pablo y Mary Lourdes Fernández Fernández de la Vega, prima hermana de su madre, en 1997. Preparados para ir a la inauguración de la calle Hermanas Fernández de la Vega en honor de sus tías abuelas Jimena y Elisa Fernández de la Vega Lombán, primeras mujeres médicos de la Universidad de Santiago de Compostela.

Durante varios años el único residente en la casa fue Pedro Eduardo hasta su fallecimiento en 2007.

La casa en el año 1998.

La casa en el verano de 2012

2012

En el año 2013 se inicia una profunda rehabilitación de la casa empezando por las fachadas.

Obras de rehabilitación por la empresa Trío de la fachada principal en el año 2013




Obras de rehabilitación por la empresa Trío de la fachada posterior en el año 2013



En la procesión del 15 de agosto de 2013 ya lució la nueva fachada.


Sería en el año 2014 y 2015 cuando se acometerían las reformas del interior de la casa

Obras en el interior de la casa en el año 2014.


Carpintería nueva. 2014.

Rejas restauradas, 2014

Lámpara nueva, diseño y realización de Manuel Raya Hidalgo, 2015

Pintura de Medusa sobre azulejos, de Jesús Romero Valiente, piedra vista en el portal y lámpara granadina. 2015


La procesión del 15 del año 2015 a su paso por la casa en la calle Mayor.

Los hermanos Rafael, María y Miguel Roa en la casa en el verano de 2016. Nuestro agradecimiento a Ikea.

Bajada de la Virgen de la Cal, fotografiada desde el balcón, 2016

San Roque pasando por delante de la casa, agosto 2016.



2017, Pablo Roa Prieto, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos del Estado a su paso por delante de la casa en la procesión.


En el año 2018 le tocó remozarse al jardín



Agosto 2018. A punto de salir de la casa para la procesión. Ximena Prieto Álvarez y Miguel Roa Guzmán.

2018. Al paso por delante de la casa en la procesión: Pedro Aparicio, Marta Fernández Espina, Tere Espina, Avelino Fernández y Ximena Prieto.

La procesión del 15 con la Patrona a su paso por la casa, agosto de 2018


En el año 2019 llegó una nueva generación a la casa, aquí cumpliría su primer año de vida nuestra nieta Beatriz Roa Jiménez.

Junio de 2019. 1º cumpleaños de Beatriz, con sus padres Virginia Jiménez Coronel y Pablo Roa Prieto, sus abuelos Ximena y Miguel y Tere y Avelino, en la casa.



Procesión del 15 de agosto con la patrona de Vegadeo, Nuestra Señora de la Asunción a su paso por la casa.

Decoración tradicional de las casas de Vegadeo para las fiestas patronales con las banderas española y asturiana,  2019.


Y llegó 2020 y la pandemia y todo cambió, no hubo procesión, no hubo reuniones familiares en casa y todo quedó en suspenso...

Pero en el  2021 renació la esperanza, con mascarilla y gel hidro alcohólico, y aunque no hubo procesión, sí hubo fiestas (diferentes) y volvimos a ver a paisanos, vecinos, amigos y familiares.

En medio la calle Mayor de Vegadeo y con bandera la casa, ahí sigue reuniendo a familia y amigos...


Agosto 2021
 
Ahí sigue, la casa que doña Petra mandó construir hace ya unos doscientos años y que se ha visto ocupada por diferentes miembros de la familia, donde se ha amado, reído o llorado, donde las paredes guardan tantos secretos. Si vas por Vegadeo y quieres verla pregunta a cualquiera de mediana edad por la casa de doña María Vega y te indicarán.

Doña María Luisa Fernández de la Vega Lombán no fue su primera inquilina, ni la última, pero dejó la impronta por su personalidad, bien hacer y saber estar, como para que esta casa centenaria popularmente lleve su nombre.

Esperemos que las siguientes generaciones sigan queriendo a esta casa, a su historia, a la familia que la ha ido habitando y perdure durante otros cuantos siglos más.

Y hasta aquí la historia de la casa de Doña María Vega.

Vegadeo, agosto 2021 visto desde el monte Silvela.


4 comentarios:

  1. Mae mía, Ximena tiene la misma cara desde chiquitilla

    ResponderEliminar
  2. Interesante historia, hábilmente narrada y documentada con fotografías. Gracias por compartirla.
    Cuánto me gustaría poder hacer lo mismo con mi casa familiar de Medina (también longeva, céntrica y -supongo que- con muchas cosas que contar si fuera verdad eso de que existen paredes parlanchinas). Pero me temo que, aunque me sobren ganas, me faltan fuentes documentales de las que poder echar mano. Sobre todo y lamentablemente, orales. En cualquier caso, ya me conformo con haber podido armar un árbol genealógico con el que, en algunas ramas, he tenido la oportunidad de adentrarme hasta el siglo XVI.
    Un abrazo, Miguel.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí que sería interesante, ojalá lo puedas hacer algún día.

      Eliminar