domingo, 24 de abril de 2022

87.- Regalo póstumo

 


Fue en el curso 2000-2001 cuando llegó Matías Palazón Guzmán como nuevo compañero al departamento de Dibujo del IES San Juan de Dios de Medina Sidonia. Cuando se presentó en septiembre como profesor de Plástica para ese curso en nuestro centro nos pusimos a hablar, él era más joven que yo, pero teníamos muchas cosas en común, los dos habíamos nacido en pueblos jiennenses, los dos habíamos estudiado en Granada, hasta teníamos el mismo segundo apellido y ahora compartíamos instituto y departamento.

Siempre nos llevamos bien, era cariñoso, servicial, alegre y participativo, hacía un buen trabajo con los alumnos… y empezamos a compartir actividades, una de ellas fue una intensa jornada en Jerez con mis alumnos de Medios de Comunicación de 1º de bachillerato. No teníamos dinero para contratar un autobús y decidimos llevar nuestros coches, Matías se ofreció a acompañarnos ese día y llevar su coche, también tuvimos que echar mano del novio en esos momentos de una de las alumnas y así con los coches de Santiago, de Matías y el mío pudimos realizar aquel viaje a Jerez (recordad que era el año 2000, impensable en este momento llevar a alumnos en coches particulares, pero sí posible con buena voluntad y permiso de padres e instituto en aquel año).


Estupendo día el que pasamos visitando la redacción del periódico Diario de Jerez, una emisora de radio, recorriendo las bodegas González Byass, subiendo a la cámara oscura y otros edificios de interés en la localidad jerezana, muy aprovechado el día que nos unió más a Matías y a mí en nuestra incipiente amistad.



En el curso siguiente tuvimos la ocasión de compartir un muy interesante curso de grabado en el taller del pintor jerezano Luis Grajales y su mujer Inmaculada Ayala, que años después también sería compañera y amiga en el San Juan de Dios. De ese curso de grabado, organizado por el Centro de Profesores de Jerez, salió una estupenda exposición colectiva que se exhibió en una de las salas de la Caja de Ahorros de Jerez.









Durante el curso de grabado era normal que nos fuésemos intercambiando algunos de los trabajos que estábamos haciendo, Matías me regaló un grabado con unos arcos.


Pero no quedó del todo conforme con el resultado y tiempo después me regaló otro grabado que había realizado sobre geometría y del que estaba más satisfecho.



En cursos sucesivos volvimos a coincidir en otros cursillos, en alguna actividad lúdica del San Juan de Dios o en reuniones… la relación siempre fue fluida, cordial, amena y de total confianza y compañerismo.

Matías volvió a ser profesor del IES San Juan de Dios en el curso 2013-14 y volvimos a compartir departamento y actividades, en ese año fue el tutor de un grupo de 2º ESO.



Le pedí que hiciese ese año la portada para el libro El Barrio que el centro lleva publicando desde el año 2007.


Matías era tímido, aunque no lo aparentase, empezó mi encargo, pero le costó terminarlo, cuando lo dio por finalizado pasó a formar parte de la portada del libro y me regaló el original que conservamos enmarcado en nuestra casa con especial cariño.




En los cursos siguientes Matías estuvo en otros centros donde también lo recuerdan sus alumnos y los que fueron sus compañeros.

El 8 de febrero de 2016 cumplí 60 años y me jubilé, a la comida de despedida vinieron muchos compañeros de años anteriores, pero Matías no vino, no supe en ese momento por qué no había podido, supuse que su trabajo en su instituto se lo habría impedido.

En mi despedida me agasajaron con muchos regalos como la insignia de oro del instituto, Inma me trajo un cuadro que había realizado sobre el patio del Instituto con su técnica tan especial, Manuel Ángel un grabado dedicado, realizado por su hija… también me entregaron una edición especial del libro El Barrio, ejemplar único dedicado a mis treinta años en el centro (la imprenta ALOGRAF regaló la impresión y encuadernación del libro, gracias Pedro) con textos y fotografías de familia, amigos, profesores y alumnos, en ese libro no hay ningún escrito de Matías, era tímido como ya he dicho y debió pensar que no iba a expresarse como quisiera, pero las grandes personas siempre se comunican de una u otra forma.


Me despedí del centro y como premio por nuestras recientes jubilaciones teníamos organizado un viaje Ximena y yo a Argentina y Chile y que hicimos a finales del mes de febrero y principios de marzo de ese año de 2016.


Durante ese viaje nos llevamos un tremendo disgusto cuando recibimos un mensaje de nuestro compañero Diego dándonos la triste noticia del fallecimiento de Matías, no nos lo podíamos creer, era joven y le quedaban muchas cosas por hacer y compartir, pero su cuerpo y quizás la impericia de algún médico le llevaron al fatal desenlace. Poco a poco fuimos asumiendo su pérdida desde la negación de que eso pudiera haber pasado a la aceptación de tan triste pérdida.

Pasaron años y el 26 de septiembre de 2020, en plena pandemia por el coronavirus, recibo un mensaje de WhatsApp que decía: “Hola Miguel, soy Ángel, hermano de Matías. He estado esta semana en Jerez y he traído algo que quizás te interese”, acompañaba una foto de un retrato mío realizado a lápices y ceras por Matías, y añadía “Está inacabado pero seguro que es un buen recuerdo” “Creo que era por tu jubilación, pero al pobre no le dio tiempo para terminarlo”.


¡Qué sorpresa! Cuatro años después de su fallecimiento me hacía llegar la noticia de su regalo, de un tiempo en que ya estaba enfermo y no le permitió venir a la despedida por mi jubilación, del tiempo que no tuvo para terminar ese retrato y del que pensaría que yo nunca iba a ver, pero el destino cruza caminos inesperados y su hermano Ángel ha servido de mensajero años después de su partida.

No sé qué fotografía estaba utilizando de modelo, tampoco cuándo pensaba darlo por finalizado, pero detrás de este retrato están muchos años de amistad, respeto y afecto.

Cuando Ángel se puso en contacto conmigo estábamos en plena pandemia y en ese tiempo no viajamos a ningún lugar hasta varios meses después, ni siquiera a Granada a ver a la familia, no nos hemos visto hasta este mes de abril en que ambos hemos coincidido en Granada y los hados han hecho posible este encuentro para regalarme este dibujo tan especial y poder charlar durante un buen rato de su hermano Matías que tan pronto nos abandonó. 

Matías fue una buena persona, un buen hermano, un buen profesor, un buen compañero… y sobre todo un amigo. Descanse en paz.

Gracias Ángel por cumplir el deseo de tu hermano, gracias enormes a ti, Matías.