martes, 24 de abril de 2018

56.- Batallitas de la mili y cartilla "Para el soldado: Tu comportamiento"



Nada más llegar al CIR (Centro de Instrucción de Reclutas) nº 11 de Araca (Vitoria) nos dieron este librito y un pequeño tríptico en color para que fuésemos aprendiendo el comportamiento idóneo y las divisas de los distintos miembros del ejército así como saludarlos.

No me hubiera gustado hacer la mili, ahora me alegro de haberla hecho, me enviaron a Vitoria y eso estaba muy lejos de Granada que era donde vivía y más lejos aún si hablamos de los primeros días del año 1978 y los medios de comunicación de entonces. 

Como soy de Jaén era allí a donde tenía que incorporarme con el petate que nos habían dado, las vacaciones de Navidad las pasábamos en Huelma, mi pueblo de nacimiento y desde allí y en el Renault 10 que entonces teníamos fui conduciendo los 50 kilómetros que me separaban de la capital, me acompañó toda la familia, mis padres y mis hermanos, en ese momento no sabía ni podía sospechar que esa sería la última vez que vería con vida a mi madre, fallecería un mes después cuando yo ya estaba en Vitoria.

En la estación de RENFE nos fuimos agrupando a la hora que nos habían indicado todos los reclutas que cogeríamos aquel tren y que tras muchas horas de viaje dejando paso a todos los demás convoyes y parando en casi todas las estaciones de su recorrido, nos llevaría a nuestro destino para los siguientes meses, creo que llegamos allí el día de Reyes y al menos nos recibieron con comida especial.

Los compañeros que habíamos caído en la misma compañía (la 52 del V Batallón) nos fuimos agrupando por provincias, de Jaén estábamos seis: Andrés (J-92, Baeza), Antonio (J-90, Úbeda), Miguel (J-91, Linares), José Alfonso (J-88, Andújar), Manuel (J-89, Espeluy) y Miguel (J-87, Huelma). A partir de ese momento o éramos una letra y un número para los superiores o éramos el nombre de nuestro pueblo entre nosotros. Allí nos hicimos amigos, en las fotografías nos podéis ver preparados para la merienda con el pan, las cervezas y el tabaco, lo demás supongo que estaría en alguna de las taquillas o en los bolsillos de los pantalones, se ve que el más friolero era yo que llevo el doscuartos puesto y es que fuera había un metro de nieve.



Allí en el campamento estuvimos tres meses, al jurar bandera nos dieron destino en diferentes acuartelamientos de la VI Región Militar, yo me fui al Regimiento de Caballería España nº 11 en Burgos.

Pero os estoy contando una parte de mi vida y lo que aquí he traído del desván de mi memoria es la cartilla para el soldado con las normas básicas de comportamiento, tanto en el ejército como en la vida civil.

Cuando me lo dieron lo hojeé y lo ojeé y me pareció totalmente prescindible, casi todo lo que en él pone ya lo sabía, ahora comprendo que no era tan mala idea porque no todos los que allí estábamos teníamos ni el mismo nivel de estudios, ni de educación, ni de todo... salvo algunos enchufados la inmensa mayoría de los que hacíamos la mili, yo entre ellos, íbamos a donde nos sorteaban y allí nos encontrábamos jóvenes de toda España de toda condición. Creo que era el único lugar donde se daba esta circunstancia que ahora con la lejanía valoro.

Creo que en la actualidad no sería mala idea hacer que todo joven cursase estudios algún año en una comunidad distinta a la suya acogido por otra familia, pasase al menos un verano conviviendo con compañeros de otras autonomías o países e hiciese de forma obligatoria un curso Erasmus en el extranjero bien en bachillerato, formación profesional o universidad. Con ello se recuperaría lo que de bueno tenía la mili: conocer otras tierras y fundamentalmente personas de otra procedencia y características bien distintas a las tuyas e intentar ver que las cosas no son necesariamente como yo las veo, prevendría de muchos prejuicios.



A la mili llegaba gente analfabeta y allí les obligaban a aprender a leer y escribir o sacarse los estudios primarios, la mayoría llegaba sin el carnet de conducir y de allí se llevaban hasta el permiso para camiones que luego les daría trabajo, otros que habíamos tenido la fortuna de haber podido estudiar colaborábamos en otras cosas (yo diseñé una tienda de campaña para un coronel, dirigí la construcción de la pista de un campo de deportes, ayudé en la realización de un monumento, hice los ejercicios de topografía para el curso de comandante del capitán de mi escuadrón o dirigí la realización de un estupendo Belén con el que ganamos el segundo premio de Belenes en el taller de la ciudad de Burgos con premio añadido de una semana de permiso para todos los participantes.



Otro día seguiré con las batallitas de mi mili pero os recomiendo echarle un vistazo al índice de esta cartilla, da instrucciones tanto para el trato entre compañeros de la mili como para ir a un baile o tratar con las chicas, como comportarse en la mesa o en el cine... más de uno debiera de leerlo y a ser posible aplicarlo y tampoco estaría tan mal que estas normas fuesen conocidas por todos los alumnos de secundaria y eso que han pasado más de 40 años.





Con mis amigos Manuel y Luis en unas maniobras:






















































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