sábado, 1 de marzo de 2014

11.- Calendario zaragozano (1883)


Hoy he encontrado en mi desván esta primera hoja del calendario zaragozano de 1883, creo que estaba dentro de un libro y le servía de marcapáginas o lugar para esperar a que lo descubriesen, debí encontrarlo por primera vez hace más de treinta años y aproveché para ir a una papelería y comprar el calendario zaragozano de 1983, 100 años después aún se publicaba y al parecer aún existe en la actualidad.

D. Mariano Castillo y Ocsiero es la persona que lo inició en 1840 y que aparece en sus portadas, el nombre se debe al homenaje que el autor quiso hacer al astrónomo español Victoriano Zaragozano.

En la edición de 1983 tiene como sumario: Juicio universal meteorológico, calendario con los pronósticos del tiempo, santoral completo y Ferias y Mercados de España, y todo al precio de 25 pesetas (0,15 €).

Hoy estamos acostumbrados a largos programas del tiempo después de los telediarios donde aparecen informaciones de todo el mundo, fotografías de satélites, gráficos pormenorizados con las predicciones para varios días con una exactitud más que apreciable; pero la necesidad de saber qué tiempo hará viene de lejos, imprescindible para elegir las fechas de siembras o cosechas. Por ello siempre se intentó saber lo que pasaría con antelación, bien por la observación directa de los indicios que en el propio lugar se podían observar (nubes, vientos, temperaturas), la experiencia de las personas mayores o las predicciones de calendarios como éste o de expertos locales, como los que predicen el año meteorológico a partir de las "cabañuelas", las de ida, que consiste en asociar una serie de observaciones de los 12 primeros días de agosto con los 12 meses del siguiente año y las de retorno, donde se confirman y afinan las anteriores predicciones observando del 13 al 24 de ese mismo mes de agosto.

Nuestros padres, los que se dedicaban a la agricultura, aún ponían especia cuidado a esos días y anotaban para saber cómo sería el siguiente año y por tanto las cosechas, aún hoy hay mucha gente que retoma estas observaciones, más como divertimento que como ciencia.

Aún recuerdo colgado en las paredes de la casa de mis abuelos aquel monje impreso en colores y troquelado en cartulina que en una mano portaba una vara para señalar el tiempo de los próximos días u horas, y según bajaba su mano, su cabeza se iba tapando con el gorro de su hábito cuando marcaba el empeoramiento del tiempo. Muchos años después supe que aquel monje era un sencillo barómetro, ahora sólo podremos encontrarlo en anticuarios.

En el anverso de la portada de esta edición de 1883 se utilizó para hacer publicidad de otras publicaciones y se daban características y precios. Estas predicciones del calendario zaragozano, cuyo nombre real es "El Firmamento", venían acompañadas de un almanaque y de algo que era muy importante en la época, el calendario de ferias de toda España, porque a alguna de ellas había que acudir para la venta o compra de ganado.

Es curioso ver detenidamente algunas de las páginas de estas publicaciones porque nos muestran muchos elementos de su época, por ejemplo en la edición de 1983 (a la que ya podemos mirar con suficiente distancia) se aprecian una serie de anuncios que hoy están bastante desfasados como la venta de los primeros relojes digitales, armas simuladas o pulseras magnéticas. Los cursos CEAC siguen funcionando.

Cuando un producto tiene éxito rápidamente le salen imitadores y el calendario zaragozano lleva más de 170 años por lo que también los tiene (en la portada del de 1883 hay una advertencia para no dejarse engañar por otros con sus imitaciones), aquí mostramos la edición de "O mintireiro verdadeiro" de 1985 al precio de 50 pesetas (0,30 €) mitad escrito es gallego y mitad en castellano, popular en la Galicia rural con anuncios e informaciones más localistas.













Mi padre y Baldomero arando con una yunta de mulos (Cordero y Voluntario eran sus nombres) en 1967 en el Cortijo de la Yedra Nueva en Huelma (Jaén)

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