lunes, 10 de mayo de 2021

83.- ...y montamos el Belén.

 


Hace unos años en el instituto decidieron hacer un Belén original para la sala de profesores y optaron por asignar a cada profesor un papel de uno de los personajes del mismo, a mí me tocó hacer de Rey Mago.

En el desván de mi memoria aparecieron las imágenes del Belén que me tocó dirigir cuando estaba haciendo el servicio militar en Burgos, allá por 1978.

Se acercaba la Navidad y mi capitán, Martín Castrillo, me dio otro encargo: ¡Cabo 1º Roa, tienes que hacer un Belén para el Concurso de Burgos¡  ¡Cuenta con todo lo que te haga falta¡


¿Y eso cómo se hace? ¿Cómo me invento yo así de sopetón un Belén?

¡Ya está¡ será un Belén como si sucediese en la actualidad, será una ciudad moderna con coches, con calles asfaltadas y semáforos, pero también habrá un barrio de chabolas y ahí estará el Nacimiento, tendrá un parque con un lago, una sinagoga, un hotel, el ayuntamiento, el palacio del Gobernador, un edificio de oficinas, un bloque de pisos, otro en construcción, un centro comercial… le expuse mi idea y le pareció muy bien, lo consultó con los jefes porque representaría al Regimiento de Caballería Mecanizada "España nº 11, nuestro regimiento, en el concurso de Belenes de Burgos, en la sección de “Belen en el taller”.


Nos dieron el Vº Bº y empecé a buscar materiales y colaboradores, primero estaban mis amigos Direitinho y Salvador que ya estaban conmigo trabajando para otro encargo del capitán, uno era estudiante de arquitectura y el otro delineante.


También necesitábamos carpinteros, electricistas, escayolistas, mecánicos, fontaneros… y claro está, todos estaban dispuestos, si todo salía bien nos darían una semana de permiso extra (el bien más preciado en la mili) y durante la ejecución muchos se librarían de instrucción o gimnasia, todos lo tomaron como cosa propia, yo dirigí el proyecto, pero las ideas y el trabajo lo fueron aportando cada uno dentro de sus capacidades y sapiencias.

La base fue un panel de aglomerado del tamaño más grande que encontramos en la carpintería que trabajaba para el cuartel, dibujamos encima el plano general de nuestra nueva ciudad, dispusimos dos mesas del comedor para sostenerlo, antes de colocarlo encima había que cortar un óvalo del tamaño de una de las bandejas de la comida, ese sería el estanque de nuestro parque y los diferentes agujeros para meter las bombillas que alumbrarían desde dentro varios de los edificios.

El escayolista se encargaría del barrio de chabolas donde colocaríamos el Nacimiento, también talló en tizas cuadradas las figuras de San José, la Virgen María y el Niño Jesús que luego fueron coloreadas con témpera, todas las demás iban dibujadas en cartulina y recortadas. Los camellos de los Reyes Magos fueron sustituidos por tres coches deportivos que nos prestó el hijo pequeño del capitán.


Algunos días dejaba las instrucciones para trabajos concretos en el cuartel y yo me iba a la carpintería en Burgos con uno de los carpinteros que me ayudaba, nos ponían un coche y un chófer para poder ir, en el taller le dejaban coger las herramientas o máquinas que necesitara, allí con unos troncos convenientemente cortados, alineados, serrados y encolados para aumentar el diámetro mi compañero torneó los dos cilindros que serían el hotel, qué habilidad tenía aquel chaval y qué experiencia a edad tan temprana, en las fotos se puede intuir la complejidad del resultado.


Direitinho se encargó de diseñar y ejecutar la sinagoga, tenían una cubierta de planta cuadrada en forma de paraboloide hipérbólico (puso en práctica algún ejercicio de la carrera) y lo realizó con ayuda de tiras flexibles y finas de madera.


El ayuntamiento fue un edificio clásico, las columnas torneadas de la puerta las realizó también nuestro carpintero junto a las de las puertas del Palacio del Gobernador. 


El Banco de Judea tenía sus bajos iluminados y su letrero fue recortado con segueta en tablé de madera.


El palacio del Gobernador dejaba pasar luz por aquellas ventanas que habíamos dibujado como abiertas, el edificio era de tableros de madera contrachapada y les recortamos los huecos correspondientes a las ventanas que queríamos simular abiertas; llevaba cubierta a cuatro aguas y todo el edificio fue recubierto de cartulina con las ventanas y puertas dibujadas encima y los espacios intermedios fueron cubiertos de “piedra” que era simulada pegando a la cartulina arena con cola de carpintero, realmente quedaba muy bien. El interior fue impermeabilizado con masilla asfáltica que uno de los mecánicos estaba esos días aplicando a un coche de uno de los oficiales, al disponer de una bombilla dentro del edificio se conseguía el efecto de iluminar las ventanas sin que la luz saliese por ninguna rendija más. El tejado también fue pintado con la masilla asfáltica por lo que simulaba un tejado de pizarra negra.


El edificio en construcción tenía todos los pisos pintados con lechada de cemento dando la apariencia deseada y los pilares eran rematados con las puntas de alfileres simulando la ferralla.

El edificio de viviendas y el de oficinas también estaban iluminados interiormente.

Los pies de los semáforos se hicieron con tubo de cobre cromado que era el utilizado en conducciones de gas y la caja de madera de las luces con un agujero, el ámbar, recubierto de papel de celofán, se utilizaron unas luces navideñas, alargando cables, para los semáforos  y las farolas que requerían luces muy pequeñas, sin embargo los edificios que iban iluminados llevaba dentro una bombilla de 40 w colocada a través de un agujero realizado en la base del belén. Buen trabajo hicieron, también, los electricistas.

No podía faltar en esa ciudad un centro comercial, éste se parecía a un zigurat invertido, con el aparcamiento en la azotea.

El parque recibió diferentes especies vegetales seleccionadas entre los árboles y arbustos del cuartel  predominando el pino, y el lago como ya hemos dicho, era una fuente ovalada de aluminio del comedor y para que no se viese el color se diluyó témpera verde y azul en el agua.

El hospital ocupaba una zona límite de la ciudad, cerca del barrio de chabolas. 

Todos los personajes, a excepción de los del Misterio, fueron dibujados en cartulina, recortados y fijados a lo largo de la ciudad, que también contaba con monumento y fuente en el parque, farolas por toda la extensión, piscina en la azotea del hotel, coches en las calles, señalizaciones… incluso una bombilla situada dentro de una chabola a la que le dejamos una ventana se encargaba de iluminar al niño Jesús, san José y la Virgen María. 

Una tela dignificaba la parte baja del tablero y completaba el conjunto una gran estrella azul con unas letras en blanco que decía “Cristo nace cada año”.

Creo que en un momento u otro llegaron a colaborar más de 20 personas, todos estábamos nerviosos el día que nos visitó el jurado, yo me encargué de enseñarlo y explicarlo, a los pocos días supimos que nos había dado el 2º premio de la categoría en la que nos presentábamos, el primer premio se lo dieron a la empresa ANSA LENFONDER S.A. donde trabajaban numerosas personas discapacitadas.




La entrega de premios se realizaba en la Caja de Ahorros del Círculo (el nombre completo era Caja de Ahorros y Monte de Piedad del Círculo Católico de Obreros de Burgos) y la ceremonia era presidida por el sr. Arzobispo de Burgos, Monseñor Segundo García de Sierra y Méndez.







Cuando me entregó el diploma y al ver los aplausos, yo naturalmente iba con el uniforme militar, me dijo: ¡Cómo os quiere el pueblo¡ , entonces era yo bastante antimilitarista pero no era cuestión de contestarle cuando me estaba entregando el premio.



Cogí el permiso de la semana que nos habían prometido y me fui a mi casa a Granada, cuando volví me encontré que sólo nos habían dado el permiso a dos o tres y que al resto no, me enfadé mucho y me fui directo al capitán a reprocharle su falta de palabra, no recuerdo cómo se lo dije y si fui suficientemente diplomático, pero de allí salí con el permiso para todos los que habían participado.

Y así termina la historia de aquel Belén que durante un par de semanas fue la ilusión de tanta gente que participó en él y especialmente de la mía que lo concebí y dirigí y que pude llevar a buen puerto dirigiendo a aquella cuadrilla que en este trabajo nadie escatimó esfuerzos.


Se me olvidaba, también tuvimos fotógrafo oficial del evento, un compañero sevillano que tenía una cámara réflex, al que le debemos las fotografías y el retrato que me hizo en aquellos días.




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