domingo, 20 de mayo de 2018

59.- París, oh la lá, verano del 83, unas tarjetas postales y el mayo del 68


En la primavera de 1983 vi un anuncio en Granada de la Alianza Francesa de Tarrasa para la realización de cursos de francés de 15 días en París, era una mezcla de estudio y vacaciones y decidí solicitarlo, era para agosto y creo que los autobuses, se iba en autobús, salían de Madrid. No recuerdo cómo llegué a Madrid, para la vuelta había quedado en que mi hermano y mi cuñada se llevaran mi nuevo coche y me recogieran en la frontera francesa para continuar los tres un viaje por la costa cantábrica y luego por Portugal.

El curso se daba por las mañanas y por las tardes había distintas visitas por París y alrededores e incluso visitas de día completo a Brujas, a Bruxelas, a Versalles o a Vaux-le-Vicomte. A tan interesante panorama se unió el grupo de personas que estaban en el curso y que nos hicimos amigos casi desde el primer día. 

París era otra cosa, no tenía nada que ver con Madrid o así me lo parecía, aquello era Europa y nosotros sólo unos tristes aspirantes que aun tardaríamos tres años en poder entrar. La actividad artística de cada rincón, el movimiento y actuaciones en las calles, los museos... todo me impactaba, era una maravilla la actividad que había en la plaza delante del centro Pompidou, también conocido como Beauburg. Tanto el edificio como su contenido como todo lo que generaba a su alrededor era impresionante y aquí tardaríamos todavía muchos, muchos años en parecernos.

Una de las cosas que me llamó la atención fueron las TARJETAS POSTALES que se vendían en los distintos sitios turísticos y traigo hoy desde el desván de mi memoria algunas de las que en aquel agosto de 1983 compré, puede que quien las vea ahora no encuentre mucho de extraordinario en ellas pero para mí eran otra cosa, en España sólo se veían las de  "Escudo de Oro" con las fotos manidas de los monumentos y sin ninguna innovación.

Habían pasado 15 años desde el mayo francés y todo lo que supuso para Francia y medio mundo aquellas movilizaciones de obreros y estudiantes, ya se había asimilado y ahora incluso se vendía su recuerdo, las dos primeras postales que aquí muestro son recreaciones de pintadas originales de aquel mayo francés, la primera con "Trabajadores unidos" y la segunda con "Poder popular", en la primera de ellas aparece en su reverso una mano (de policía) con la porra para disolver manifestaciones, un toque de humor y una forma de vender a los que por allí íbamos y  tan mitificadas teníamos tantas cosas.


Aquí me encuentro posando para la foto y admirando el paisaje parisino de delante de mis ojos desde los Jardines del Trocadero.



 El grupo de amigos que compartimos intensamente aquellas dos semanas y que determinaron mi futuro, pero esa es otra historia que sólo suelo contar de palabra, al menos por ahora.

Arriba Julián, Manolo, Sole y Javier y abajo Begoña, Miguel y Chelo.


Me llamaron la atención las tarjetas postales imitando las placas de las calles parisinas, nombres emblemáticos. Una de estas tarjetas la hemos tenido enmarcada y colgada en una de nuestras paredes durante muchos años. Ahora nadie se extraña de ver una postal con una calle de alguna ciudad española si los letreros son peculiares como los de cerámica de Fajalauza de Granada por ejemplo, pero insisto, eran otros tiempos y en España nos faltaba todavía un hervor en cantidad de cosas.








Tuvimos ocasión de hablar y convivir mucho en aquellos 15 días, yo llevaba un pie un poco perjudicado por un golpe que me di dos días antes del viaje pero aguanté porque aquello era más importante, además estaba en el extranjero, era la tercera vez que salía de España y seguía siendo una cosa muy importante.


El ambiente en el Beauboug era impresionante, te seguían los mimos imitándote para regocijo de los que te veían (tú no te dabas ni cuenta), los faquires hacían las delicias de tanto público, los charlatanes hacían su agosto... todo tenía vida.


 Les Halles había sido un mercado de mayoristas en medio de París hasta 1968 pero ahora lo habían convertido en un maravilloso centro comercial semi subterráneo, todo un vergel y además con tiendas interesantes, yo nunca había visto una cosa igual y menos en mi provinciana (de entonces) ciudad de Granada donde había vivido muchos años. Compré estas tarjetas que además eran pinturas naif que estaban de especial moda en aquellos entonces, la primera de ellas con este mercado convertido en centro comercial (ahora tenemos centros comerciales hasta en la sopa).


Foto en Les Halles:





Como buenos catetos pasamos por la puerta de la mítica sala de fiestas Moulin Rouge que para los franceses ya estaba más que pasada de moda y que subsistía gracias a los turistas de países como España, nuestro presupuesto no nos daba para entrar pero al menos vimos su fachada para decir "he estado aquí" y compré estas tarjetas postales que me lo recordaran, un dibujo y una foto.




En esta fecha en la otra gran sala de fiestas de París, Folies Bergère, triunfaba como primera vedette la la española Norma Duval


Naturalmente nuestras visitas fueron a los lugares más típicos de la ciudad empezando por la catedral de Notre Dame que también se vino en forma de postal a España, fijaros en el grano de la foto, el tratamiento y la composición con el sol, todo eso era nuevo para mí, me maravillaban aquellos diseños.




Creo que en la cara se nos ve y no es sólo el recuerdo tergiversado del desván de mi memoria, la alegría de aquellos días de descubrimientos.


Aunque las tarjetas postales del Centro de Arte George Pompidou, el "Beauburg" fuesen muy convencionales no lo era el propio centro, eso de que pareciese una industria, que las instalaciones estuviesen en colores y en la fachada, que las escaleras mecánicas fuesen por fuera del edifico... todo era nuevo, atractivo e iba de sorpresa en sorpresa.






Creo recordar que el alojamiento era en una residencia de estudiantes o algo parecido, éste era mi cuarto, sencillo pero novedoso para mí también acostumbrado a cama con cabecero, pies y mesita de noche, no recuerdo si teníamos que hacer la cama o no.


Otra sorpresa para mí fue la de encontrar tarjetas postales de "otras cosas" que no eran la fotografía de un lugar y me compré las de los carteles de algunas de las películas que en aquel entonces había admirado: Tiempos Modernos de Chaplin que siendo de 1936 sólo se volvió a poder ver en España una vez fallecido Franco.




 Otra de las tarjetas postales fue la de la película "2001: Una odisea en el espacio" y otras la controvertida "Naranja Mecánica".




Pero también había tarjetas postales de carteles de publicidad, incluso se daban premios a los mejores carteles, todo un mundo de diseño que aun tardaría años en llegar a España y yo estaba ahí para poder verlo y disfrutarlo en aquel verano.




Además aprobé el curso, algo mejoró mi francés y sobre todo aprendí muchas muchas cosas.


Terminó el curso y en el lugar acordado me dejó de regreso a España el autobús y allí con mi hermano y cuñada iniciamos un viaje que otro día traeré del desván de mi memoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario