lunes, 12 de mayo de 2014

26.- Cofre del Cid



Un buen amigo, el escritor Antonio L. Bouza (nombre literario y artístico de Manolo Bouza Balbás), nos regaló esta réplica a tamaño reducido del Cofre del Cid, hoy lo he encontrado en mi desván y os cuento su historia:

"Rodrígo Diaz de Vivar, héroe de la Edad Media, es desterrado de Castilla por su rey Alfonso VI. En unión de sus vasallos, que le siguen al destierro, abandona sus palacios, sus tierras... Todo lo que él más estima y ama. Nadie le ampara, nadie le ayuda en trance tan difícil, está terminantemente prohibido por el Rey.
Una de las preocupaciones mayores del Cid en situación tan difícil, es no poder atender económicamente a sus hombres en el destierro. Para dar solución a tal trance, consulta con su fiel Martín Antolínez, que le dice:
- Antes de todo, creo debéis proveeros de dinero, buscando más tarde gente que os siga en la lucha contra la morisma, todo lo cual paréceme hacedero.
- No tanto me parece a mí, Antolínez - contestó el Cid.
¿Quién creéis que ose facilitarme el oro que necesito, no teniendo alhajas con que responder, hallándome proscrito de Castilla y habiendo vedado el Rey darme auxilios de ningún género?
- En Burgos hay dos judíos que al olor de la logrería arrostrarán el enojo del Rey, facilitándoos el dinero que necesitéis.
- Pediránme garantías, y no puedo darles más que mi palabra.
- Y por ventura, ¿vuestra palabra no vale oro?
- Cierto, más Raquel y Vidas, que creo no son otros los judíos que decís, no pensarán como vos y yo pensamos.
- Vive Dios que me ocurre un medio de obviar esa dificultad.
- ¿Y cuál es, Antolínez?
- Con nosotros traemos dos arcas doradas y cubiertas de dalmací, hablo de las dos que tomásteis a los moros llenas de oro y plata, que distribuistéis a vuestros soldados en recompensa de su valor, creyendo que a vos os bastaban las arcas vacías que mandásteis conservar como recuerdo de aquella presa.
Pues bien, señor, llenarémoslas de arena y diremos a esos judío que lo están de alhajas de oro y plata; rogaréis que os las guarden hasta vuestra vuelta, porque no es posible llevarlas y en cambio les pediréis el oro moneado que necesitéis.
Los judíos quedan conformes en el trato, entregando 600 marcos de oro. Van a ver al Cid y juran guardar las arcas y no tocarlas, bajo pena de perjurio. Acompañados de Antolínez regresan a Burgos, cumpliendo los deseos del Cid. Raquel y Vidas, que así se llamaban los dos judíos, guardan en adelante las arcas repletas de arena, si bien encierran el oro de la palabra del valeroso caballero castellano.
Ésta es la famosa leyenda del cofre del Cid cuyo recuerdo evoca el viejo cofre guardado como una reliquia en la Catedral de Burgos."

La compañía "Grupo de arte y bibliofilia" realizó para el interior de ésta réplica del cofre del Cid el facsímil del manuscrito original del "Documento de donación hecho por el Cid Campeador" del 1098 y del "Documento carta de donación de Doña Jimena, esposa del Cid" del 1101 que son propiedad de la Catedral de Salamanca y están custodiados en su archivo. Éste es el ejemplar 175 de los más de 1000 que se hicieron con fecha 7 de enero de 1992.

Abril de 1992, Manolo Bouza con Ximena y Pablo.

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