viernes, 22 de marzo de 2019

65.- Mal de ojo


El mal de ojo es la creencia popular supersticiosa extendida en muchas civilizaciones por la cual se cree que una persona es capaz de producir daño, desgracias o enfermedades a otras con sólo mirarla y desearle esos males.

Esta creencia era bastante popular cuando yo era pequeño y aún hoy lo es para determinada gente. Hoy os traigo desde el desván de mi memoria algunos recuerdos infantiles asociados a algunos objetos que conservo relacionados con el mal de ojo.

La primera fotografía corresponde a una especie de colmillo realizado en hueso y tallado que iba colgado a un collarín rojo con diversas cintas y borlas de colores que se les ponía a los muletos (mulos pequeños) en el cuello o a otros animales para protegerlos del mal de ojo de las personas cercanas que te podrían desear el mal a ti, a tu familia o a tus animales. Era un llamativo adorno para que se fijasen en él y no en el animal al que podrían hacer daño.

Este pequeño collar  se le ataba estaba en el cortijo de mi familia y mi padre lo había heredado de sus padres y no sé qué antigüedad tendría, conservado por mi hermano ponemos aquí la fotografía, en él iba engarzado esta especie de colmillo.






Mi padre con los dos últimos mulos que tuvimos, delante estamos los hermanos, se llamaban Voluntario (izquierda) y Cordero (el que monta mi padre).



A las casas también se las protegía con algún objeto, la casa-cortijo que construyó mi padre siempre tuvo, mientras fue nuestra, la cruz de Caravaca en la reja de la ventana superior izquierda de la fachada, protegiendo la casa y a sus moradores de desgracias mayores: tormentas, rayos, fuegos... o mal de ojo por parte de visitantes o vecinos malintencionados (que haberlos haylos).




La Cruz de Caravaca es muy utilizada en la región de Murcia como especial protector del mal de ojo.

Pero también había que proteger a los más desvalidos de las malas miradas de envidiosos y por eso a los niños pequeños se les protegía con medallas, cintas u otros objetos... creo recordar que mi madre me contó que a los niños muy pequeños se les ponía entre la ropa un trozo de corteza de pan para protegerlos. No sé si eso lo hacía todo el mundo, no sé lo que otros hacían, os cuento lo que desde el desván de mi memoria recuerdo.



Si vais a Turquía o incluso a Grecia o puede que a Marruecos o a un mercadillo playero, encontraréis estos ojos de cristal para la protección del mal de ojo y que como buenos turistas o puede que un poco supersticiosos os traeréis a vuestras casas.




Y hasta aquí llega hoy mi memoria y mi desván.

No hay comentarios:

Publicar un comentario