El permiso internacional para conducir era necesario fuera
de España, ahora sólo se precisa si vas a conducir fuera de la Unión Europea,
tuve que sacármelo por 2ª vez (ya lo había sacado para el verano de 1981 en el
que hice conduciendo mi primer viaje internacional, sólo tenía validez para un
año) para poder ir a Francia, Italia, Grecia y Yugoslavia, que fueron los
países que recorrimos Ximena y yo el verano siguiente a casarnos y como viaje
de novios.
Este carnet internacional lo que aseguraba era la traducción
a varios idiomas de las condiciones del carnet español, el actual no lo
necesita al tener el mismo formato en todos los países de la Unión Europea.
Otro problema de aquellos años era el cambio de moneda y las
comisiones a pagar en cada banco u oficina de cambio y otro lío tremendo era
llamar por teléfono a España cuando los móviles aún no existían ni en la
imaginación.
Fantástico viaje, al menos en el recuerdo, recién casados,
con toda la vida e ilusión por delante, con la fuerza de la juventud. Aquel
maravilloso baño en Epidauro, aquella sandía cerca de Brindisi o aquel vendedor
griego que nos habló en al menos 10 idiomas, aquella confusión con la ducha en
Yugoslavia o aquel agente de aduanas que nos creía traficantes en la frontera
entre Italia y Francia.
Estos recuerdos me trae este carnet que seguramente será
desconocido para una gran mayoría.
Ximena en el Coliseo de Roma en el verano de 1985, cuando utilizamos este permiso internacional para conducir.
Miguel Roa con el chaleco salvavidas y silbato en el camarote del barco de Brindisi (Italia) a Patras (Grecia). Verano de 1985.
Nuestra tienda de campaña, al fondo nuestro coche azul, el renault 14 (Julio 1985)
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