Hoy viajamos de nuevo al desván de mi memoria, encontré algunas entradas de cine que a lo largo de los años he ido guardando, unas cuantas, las suficientes para dar un repaso a momentos de mi vida relacionados con el cine.
1964
- Hoy cine GRATIS
-¿Qué significa gratis?
-Que no cuesta nada, que no hay que pagar.
-Entonces iremos, ¿no?
Recuerdo el cine en la calle Espinar, recuerdo su entrada y la barra para refrescos a la derecha que entre otras cosas vendía gaseosa La Pachanga que se hacía en Huelma y que se anunciaba con una gran diapositiva en los descansos durante el cambio de rollo de la película para incrementar el gasto en aquel bar, recuerdo los servicios con el fuerte olor a orines, recuerdo la sala llena de sillas de enea enlazadas por grupos mediante un listón de madera, recuerdo la platea elevada en la parte derecha donde nos gustaba sentarnos y encima un palco reservado a la familia propietaria del cine, creo que era de Maruja Jerez, que vivía arriba y que lo tenía alquilado a Ramírez.
Quizás fuese ésta una de las primeras veces que fui al cine, recuerdo una película que vi allí, puede que tiempo antes del día gratis o quizás tiempo después y que tenía como aliciente el que ese día mis padres también iban, qué alegría, todos en el cine, el argumento de la película no lo recuerdo pero sí el título, con Marlon Brando como actor principal de la misma: "La casa de té de la luna de agosto", indudablemente aquella película no estaba hecha para un niño de 8 ó 9 años, me aburrí como una ostra, no entendí nada, pero estuve allí la mar de contento porque mis padres también estaban.
Recuerdo otro inicio de verano cuando pusieron en el cine la película "Los diez mandamientos" con Yul Brynner y que duraba casi cuatro horas por lo que Ramírez decidió ponerla en dos días consecutivos, primera parte hoy y segunda parte mañana, pedimos permiso y dinero a mis padres para ir a verla, coincidía que al día siguiente nos íbamos al cortijo a pasar el verano porque las faenas del campo (siega, barcine, trilla, aventeo, envasado del grano, recogida de la paja...) hacían que tuviésemos que pasar allí al menos un par de meses todos los años, al decirles a nuestros padres que la película empezaba hoy pero terminaba mañana nos dijeron que no era posible porque mañana por la mañana nos íbamos y no podríamos ver el final, nos empeñamos y nos dejaron ir a la primera parte y aunque ya teníamos la entrada para el día siguiente, la marcha nos impidió verla, muchos años después la vi entera en televisión.
1968
Mientras los estudiantes franceses tiraban adoquines a la policía por la calles de París en el mayo francés yo sólo soñaba en que en octubre me iría interno al colegio en Granada, mi hermano ya llevaba algún curso en el Ave María.
El encargado de seleccionar las películas era uno de nuestros "superiores" (encargados de un curso para vigilar el estudio o el dormitorio, una especie de tutor al que acudías si tenías algún problema), este superior militaba clandestinamente en el Partido Comunista y tenía interesantes charlas en medio del patio con un sacerdote muy mayor que vivía también en el colegio, los niños les hacíamos corro y escuchábamos sus argumentos desde los puntos de vista de un ateo y de un creyente, eran grandes amigos y como tales se respetaban y querían, uno joven estudiando la carrera en la universidad y otro mayor habiendo vivido su vida de sacerdote y que contemplaba desde su raída y descolorida sotana cómo nos íbamos educando los alumnos que por el colegio íbamos pasando.
1972
Mi hermano iba a empezar a estudiar en la Universidad, el colegio mayor era demasiado caro, mis padres no podían pagar el colegio mayor de mi hermano y mi colegio por lo que decidieron, en sólo unos días, que tenían que mudarse a vivir a Granada y a los 15 días con unos pocos muebles de nuestra casa de Huelma y en un piso alquilado estábamos viviendo toda la familia en Granada, el piso costaba 3.000 pesetas al mes (18 € al cambio actual), sin embargo los dos colegios hubiesen costado unas 100.000 pesetas el curso, dinero que no teníamos. Así empezó nuestra nueva vida en una ciudad, muchos viajes a Mercagranada a comprar fruta en cajas (era más barata), muchas temporadas de mi padre solo en Huelma, muchos vestidos de niña pequeña cosidos por mi madre a 20 pesetas cada uno, estudiantes americanos alojados en nuestra casa, pero allí estábamos, mi hermano en la facultad de Ciencias haciendo Matemáticas y yo COU en el instituto Padre Suarez.
En aquel entonces iba a Puerta Real a ver la cartelera de todos los cines de Granada, internet estaba por inventarse y yo no tenía acceso diariamente al periódico por lo que lo más fácil era acercarse a aquel lugar donde se anunciaban todos los cines: El Palacio del Cine, Isabel la Católica, Madrigal, Aliatar, Regio, Gran Vía, Capitol, Granada, Príncipe... unos de estreno y otros de reestreno que además de ser más baratos solían poner programa doble, aún quedan los edificios de dos o tres de ellos y sólo el Madrigal en funcionamiento, convertidos en teatro, tienda de ropa o edificios de viviendas y sustituidos por las salas en los centros comerciales.
En esos años inventé una forma de entrar gratis al cine, aunque luego nunca la puse en práctica, restaurando una entrada completa a partir de los trozos rotos que te devolvía el portero, más legal y fácil era ir a las oficinas de GUIA (Centro de Orientación, trámite e información de Granada, dependiente de la universidad) donde te hacías con un carnet con el que te hacían descuentos en algunas tiendas y con unos tikets que te permitían los miércoles ir al cine y entrar dos personas con una sola entrada.
1978
Las vacaciones las pasábamos en Huelma, acaba de empezar el año y me voy a la mili a Vitoria, está muy lejos y además en el País Vasco, ETA mata a militares y policías. El día 5 de enero cogimos el Renault 10 que mi padre había comprado poco tiempo antes, es un coche de 3ª mano pero es el primero que entra en la casa, mi padre se sacó el carnet de conducir muchos años atrás pero dio prioridad a nuestros estudios antes que comprarse el Seat 600 que tanto deseaba, hay niebla, conduzco yo hasta Jaén, me acompaña toda la familia, en Jaén me esperaba un tren que recorrería casi toda España para trasladarnos al campamento de instrucción de reclutas Aravaca situado en las afueras de Vitoria. Llegamos el día de Reyes y aparte de estar más perdido que un pavo en un garaje nos esperaba comida especial por celebrarse esa festividad, fueron días de conocer gente, de hacer piña con tus paisanos de Jaén que acababas de conocer pero que al menos tenían algo en común contigo, nos llamamos por los nombres de los pueblos como es normal entre reclutas, Úbeda, Linares, La Carolina, Espeluy, Baeza, Huelma...
Cuando pudimos bajamos a Vitoria e incluso un par de fines de semana nos quedamos a dormir en un hotel, hotel Frontón, la habitación tiene tres camas y una cabina de ducha, allí aprovechamos para vestir de civil y simular nuestra libertad con ropa poco adecuada para el lugar y clima, aprovechamos para ir al frontón que da nombre al hotel, también al cine.
Terminé el campamento y me destinaron a Burgos, el cuartel estaba a unos kilómetros y bajábamos cuando podíamos, nuevos amigos, películas en el cine Cordón y en otro cruzando el río Arlanzón vi mi primera película porno, el cine naturalmente lleno de soldados.
Algún fin de semana y ya que no podía ir a Granada, estaba demasiado lejos, me fui a Madrid invitado por mi amigo Diretinho y su familia que amablemente me recibía, me daba de comer, me lavaba la ropa y me paseaba por Madrid.
1980
En el verano de 1980 me presenté por primera vez a las oposiciones para profesor de Instituto de Formación Profesional, las saqué y al pedir plaza no quise pedir mi pueblo, me destinaron a Vera (Almería), allí alquilé con otros compañeros un piso que estaba precisamente en el edificio del cine Regio, a través de la pared escuché cantar a Manolo Escobar o un mitin de Escuredo pidiendo la autonomía para Andalucía.
Había otro cine en Vera, mucho más antiguo pero cerrado, su dueña, doña Ángela, era profesora de historia en el instituto de bachillerato con el que compartíamos algunas dependencias, le mostramos nuestro interés por conocer su cine-teatro Cervantes y nos llevó a verlo, fuimos tres compañeros, nos dejó fotografiarlo y nos contó algo de su larga historia. Pocos años después su solar sería ocupado por un bloque de viviendas, nuestro testimonio gráfico ha servido muchos años más tarde para recordar muchas de las historias de aquel cine.
En el instituto de Vera, antiguo Instituto Fernando el Católico, montamos un cineclub al que asistían alumnos de los dos centros, nuestro compañero Serafín recorrió todos los armarios de todas las clases del centro hasta recuperar las piezas de un antiguo proyector de 16 mm, las películas (todas con muchos años a sus espaldas) las pedíamos a Sevilla a San Pablo Films que las distribuía por toda España, nos llegaban los carretes de película que poníamos los fines de semana con gran éxito de público, éramos jóvenes, con ideas nuevas, los alumnos respondían estupendamente a todo lo que proponíamos, allí se forjaron lazos que aún persisten 40 años después y el cine estuvo también por medio.
1982
Me traslado al instituto de Formación Profesional de Guadix, me voy acercando a la que entonces era mi meta, llegar a Granada, el ministerio había enviado como dotación un proyector de 16 mm al centro, acondicionamos una estancia para poder proyectar cine allí, así lo hicimos, el proyector empezó a fallar y salieron al mercado los primeros vídeos, por allí todo el mundo tenía el sistema Beta y ese compramos.
Ahora era más fácil, ibas al videoclub de tu misma ciudad y alquilabas una película o bien alguien la traía desde Granada, no había que pedirla una semana antes a Sevilla como hacíamos en Vera.
En Guadix nos conocimos Ximena y yo, una historia de cine, pero esa es una que contaremos en otra ocasión.
1986
Por fin y después de diversas vicisitudes que tampoco toca contar hoy, llegamos a Medina Sidonia, el primer contacto que tuvimos con el cine de Medina donde ya apenas se proyectaba en vídeo alguna película, fue para alquilarlo, creo que nos costaba 10.000 pesetas, para representar obras de teatro del Instituto San Juan de Dios, Chano nos facilitó siempre todo y allí se hicieron un par de obras, creo que una fue "Dios" de Woody Allen y quizás la otra "Bajarse al moro" aunque no estoy seguro.
2020
Vivimos unas circunstancias que no habíamos experimentado nunca, llega la pandemia por el coronavirus COVID-19, hay que evitar salir de casa, no es el guion de ninguna película de terror.
Ahora voy al cine cuando quiero, en sala privada, a la hora que decido, con sonido estéreo.
El cine se llama Netflix, aunque a veces asisto al Movistar o al Amazón o al HBO...
Hasta aquí he traído del desván de casa, las entradas de cine y del desván de mi memoria, mis recuerdos.
THE END
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