martes, 27 de octubre de 2020

72.- Momentos de cine



Hoy viajamos de nuevo al desván de mi memoria, encontré algunas entradas de cine que a lo largo de los años he ido guardando, unas cuantas, las suficientes para dar un repaso a momentos de mi vida relacionados con el cine.

1964

- Hoy cine GRATIS

-¿Qué significa gratis?

-Que no cuesta nada, que no hay que pagar.

-Entonces iremos, ¿no?


En 1964 el gobierno de Franco andaba inaugurando Barriadas de la Paz por toda España, era uno más de los actos de la celebración de los "25 años de Paz". Dentro de aquella celebración alguien había pagado al responsable del cine de Huelma, supongo que en otros pueblos harían lo mismo, para que ese día fuesen al cine todos los que quisieran, sin pagar, se anunciaba en aquellas carteleras negras que Ramírez tenía repartidas por el pueblo y escritas con tiza blanca, yo tenía 8 años y nunca había oído esa palabra, GRATIS, por eso pregunté a mi hermano que era más mayor. Aquella tarde, con permiso de nuestros padres, nos fuimos al cine, no recuerdo la película que proyectaban pero sí recuerdo el cine abarrotado, con dos niños sentados en cada una de las sillas. 

Recuerdo el cine en la calle Espinar, recuerdo su entrada y la barra para refrescos a la derecha que entre otras cosas vendía gaseosa La Pachanga que se hacía en Huelma y que se anunciaba con una gran diapositiva en los descansos durante el cambio de rollo de la película para incrementar el gasto en aquel bar, recuerdo los servicios con el fuerte olor a orines, recuerdo la sala llena de sillas de enea enlazadas por grupos mediante un listón de madera, recuerdo la platea elevada en la parte derecha donde nos gustaba sentarnos y encima un palco reservado a la familia propietaria del cine, creo que era de Maruja Jerez,  que vivía arriba y que lo tenía alquilado a Ramírez.

Calle Espinar donde se encontraba el cine. Envase de gaseosa La Pachanga

Quizás fuese ésta una de las primeras veces que fui al cine, recuerdo una película que vi allí, puede que tiempo antes del día gratis o quizás tiempo después y que tenía como aliciente el que ese día mis padres también iban, qué alegría, todos en el cine, el argumento de la película no lo recuerdo pero sí el título, con Marlon Brando como actor principal de la misma: "La casa de té de la luna de agosto", indudablemente aquella película no estaba hecha para un niño de 8 ó 9 años, me aburrí como una ostra, no entendí nada, pero estuve allí la mar de contento porque mis padres también estaban.

Recuerdo otro inicio de verano cuando pusieron en el cine la película "Los diez mandamientos" con Yul Brynner y que duraba casi cuatro horas por lo que Ramírez decidió ponerla en dos días consecutivos, primera parte hoy y segunda parte mañana, pedimos permiso y dinero a mis padres para ir a verla, coincidía que al día siguiente nos íbamos al cortijo a pasar el verano porque las faenas del campo (siega, barcine, trilla, aventeo, envasado del grano, recogida de la paja...) hacían que tuviésemos  que pasar allí al menos un par de meses todos los años, al decirles a nuestros padres que la película empezaba hoy pero terminaba mañana nos dijeron que no era posible porque mañana por la mañana nos íbamos y no podríamos ver el final, nos empeñamos y nos dejaron ir a la primera parte y aunque ya teníamos la entrada para el día siguiente, la marcha nos impidió verla, muchos años después la vi entera en televisión.

Cuando llegaba el verano se cerraba este cine y Ramírez abría el de verano, estaba en la calle Almodóvar, nunca supe quién era ese Almodóvar pero era la calle de mis abuelos maternos. El cine estaba a mitad de calle en una acera y en la parte más alta de la calle en la otra acera vivían Papa Miguel y Mama Carmen, aunque Ramírez había puesto grandes paneles de cañizo para que la pantalla no se viese desde las casas de la acera de enfrente, desde la piquera (ventana del pajar de mis abuelos) se veía más o menos la mitad de la pantalla, se oía estupendamente y tumbado en la paja junto a mi hermano y algún primo podía disfrutar de la película GRATIS, sin ser ningún aniversario especial,  sino sólo el nieto de mis abuelos.

Antes de pretender ver una película había que ir al tablón de anuncios de la puerta de la Iglesia de arriba, a ver la ficha de la película donde se encontraba una sinopsis y la calificación moral que estaba indicada con números: 1-Todos los públicos, 2-Para mayores de 14 años, 3-Para mayores de edad y 3R-Para mayores de edad con reparos, 4-Mayores-Gravemente peligrosa. También aparecía a veces SC-Sin censura. Si la película que querías ver tenía un 1 o un 2 no había problema, tanto tus padres como el portero del cine no ponían ninguna objeción, si estaba calificada con un 3 ya había problemas para convencer a tus padres y en caso de que te dejaran tenías que convencer al portero para que siendo menor te dejara entrar, en esas películas se veía algún beso o se planteaban temas para adultos, nunca en ningún caso una escena de sexo que estarían proscritas de los cines hasta la apertura y el destape bien avanzados los 70. Si la película estaba calificada con 3R ni te planteabas convencer a nadie, del 4 ni se hablaba y si aparecía SC (sin censura) te pensabas que si la veías irías directamente al infierno pero en realidad lo que significaba era que aún no la habían calificado. Cosas de la época y de la edad. Y aquellas fichas las colocaba Ramírez allí para que la gente las viese a la salida de misa y de paso el cura se diera por enterado.

1968

Mientras los estudiantes franceses tiraban adoquines a la policía por la calles de París en el mayo francés yo sólo soñaba en que en octubre me iría interno al colegio en Granada, mi hermano ya llevaba algún curso en el Ave María.


El Colegio Ave María fundado por el gran pedagogo y sacerdote Don Andrés Manjón y Manjón está situado en la cuesta del Chapiz de Granada, en la ladera del Albaicín que da vistas a la Alhambra, allí llegué para estudiar 3º, 4º, 5º y 6º de bachillerato. En el colegio se proyectaba cine los sábados, para mayores (a partir de 14 años) y los domingos para todos los alumnos. Como los más pequeños no podíamos ver la película de los sábados cruzábamos la calle para irnos a la Casa Madre donde en un pequeño salón de actos y con un proyector de 16 mm nos ponían peliculitas de El Gordo y el Flaco o de Charlot. 

Como siempre fui curioso, aunque bastante tímido, los domingos me acercaba antes de la película a la cabina de proyección que se encontraba en el hueco de la escalera que subía al despacho y vivienda de nuestro rector don Jorge, me hice amigo del encargado de poner la película (allí casi todas las responsabilidades eran realizadas por alumnos del propio colegio o alumnos universitarios a los que se les pagaba su trabajo con el alojamiento y comida) que me dejaba ayudarle a bobinar y rebobinar las películas ya que llegaban normalmente en tres rollos y había que convertirlas en dos para tener un sólo descanso. Cuando se rompía una película había que sanearla cortando algunos fotogramas para pegarla con acetona que disolvía el celuloide, aquellos restos, filminas como las llamábamos eran trofeos valiosos que yo me quedaba. La luz del proyector se originaba creando un arco eléctrico entre dos electrodos formados por carbones a los que había que regular la distancia desde una pequeña rueda exterior, cuando iba perdiendo luminosidad había que acercarlos y si era demasiado había que separarlos. Cuando la película era en cinemascope había que pedir prestada a uno de los cines de Granada una lente especial que se acoplaba al proyector.






La sala de proyección es lo que hoy llamaríamos sala de usos múltiples, durante la semana era la sala de estudio de los alumnos de 4º, 5º, 6º y PREU, los sábados y los domingos y previo agrupamiento en la parte delantera de todos los pupitres, se convertía en sala de juegos y por la tarde en sala de cine y como allí también estaba la única televisión del colegio, en blanco y negro por supuesto, en los días de partido de fútbol aquel salón también era el de la televisión. 

El encargado de seleccionar las películas era uno de nuestros "superiores" (encargados de un curso para vigilar el estudio o el dormitorio, una especie de tutor al que acudías si tenías algún problema), este superior militaba clandestinamente en el Partido Comunista y tenía interesantes charlas en medio del patio con un sacerdote muy mayor que vivía también en el colegio, los niños les hacíamos corro y escuchábamos sus argumentos desde los puntos de vista de un ateo y de un creyente, eran grandes amigos y como tales se respetaban y querían, uno joven estudiando la carrera en la universidad y otro mayor habiendo vivido su vida de sacerdote y que contemplaba desde su raída y descolorida sotana cómo nos íbamos educando los alumnos que por el colegio íbamos pasando. 


Después de las películas de los sábados que eran para los mayores (de 14 años en adelante), los que querían se quedaban al cineforum donde se discutía sobre la película, años después iría expresamente a cines que realizaban este tipo de sesiones como el cineclub que los salesianos tenían en su colegio en la plaza del Triunfo de Granada o a algunas de las sesiones que se hacían en el salón de actos de la Facultad de Ciencias o a los cines Príncipe y Granada.

Un año empezó el curso y la película prevista para el fin de semana no llegó a tiempo, don Jorge contrató con el Palacio del Cine, el cine más grande y novedoso en ese momento en Granada, para que todo el que quisiese fue a ver la película "Quo Vadis", en cinemascope y Todd-AO, novedoso sistema de la época con pantalla mucho más grande y película mayor que daba más calidad.

Otra experiencia cinematográfica en el tiempo del colegio la tuve cuando nos enteramos que en la Alhambra estaban rodando escenas de una película, en esos años podíamos acceder libremente al monumento con solo mostrar el carnet de estudiante que nos facilitaba el colegio, enorme privilegio que ahora añoro. No recuerdo la película pero sí el plano que se estaba rodando: Un personaje vestido de época corría muchos metros y gritaba "un mensaje para el rey¡", el director gritaba "!COOOOORTEN,  a repetir¡" y así una y otra y otra y otra vez hasta que nos cansamos y regresamos al colegio.

En el colegio vi varias películas que aún estaba prohibidas por la censura en los cines comerciales normales como "Roma città aperta" o "Ladrón de bicicletas" dirigidas por Roberto Rossellini. 

1972

Mi hermano iba a empezar a estudiar en la Universidad, el colegio mayor era demasiado caro, mis padres no podían pagar el colegio mayor de mi hermano y mi colegio por lo que decidieron, en sólo unos días, que tenían que mudarse a vivir a Granada y a los 15 días con unos pocos muebles de nuestra casa de Huelma y en un piso alquilado estábamos viviendo toda la familia en Granada, el piso costaba 3.000 pesetas al mes (18 € al cambio actual), sin embargo los dos colegios hubiesen costado unas 100.000 pesetas el curso, dinero que no teníamos. Así empezó nuestra nueva vida en una ciudad, muchos viajes a Mercagranada a comprar fruta en cajas (era más barata), muchas temporadas de mi padre solo en Huelma, muchos vestidos de niña pequeña cosidos por mi madre a 20 pesetas cada uno, estudiantes americanos alojados en nuestra casa, pero allí estábamos, mi hermano en la facultad de Ciencias haciendo  Matemáticas y yo COU en el instituto Padre Suarez.



Ese curso descubrí el arte contemporáneo, visité todas las exposiciones que se hacían en las principales sales de Granada incluyendo el extraordinario trabajo cultural que por aquellos años hacía el Banco de Granada o la Caja de Ahorros, empecé a ir a los cines con forum posterior en las facultades o en el cineclub Don Bosco de los Salesianos, era la movida cultural adelantada a su época de aquellos momentos. A los cines comerciales iba poco, había una razón fundamental, mi paga semanal era de 25 pesetas y el cine costaba 50. Después de un año en Granada expuse el problema a mis padres y logré una paga semanal de 100 pesetas que ya me daba libertad para hacer más cosas, incluido poder ir al cine. La película que más me impresionó en esos años fue "Jhonny cogió su fusil", impresionado quedé con aquel profundo alegato en contra de la guerra que vi en el cine Aliatar.











En aquel entonces iba a Puerta Real a ver la cartelera de todos los cines de Granada,  internet estaba por inventarse y yo no tenía acceso diariamente al periódico por lo que lo más fácil era acercarse a aquel lugar donde se anunciaban todos los cines: El Palacio del Cine, Isabel la Católica, Madrigal, Aliatar, Regio, Gran Vía, Capitol, Granada, Príncipe... unos de estreno y otros de reestreno que además de ser más baratos solían poner programa doble, aún quedan los edificios de dos o tres de ellos y sólo el Madrigal en funcionamiento,  convertidos en teatro, tienda de ropa o edificios de viviendas y sustituidos por las salas en los centros comerciales.




En esos años inventé una forma de entrar gratis al cine, aunque luego nunca la puse en práctica, restaurando una entrada completa a partir de los trozos rotos que te devolvía el portero, más legal y fácil era ir a las oficinas de GUIA (Centro de Orientación, trámite e información de Granada, dependiente de la universidad) donde te hacías con un carnet con el que te hacían descuentos en algunas tiendas y con unos tikets que te permitían los miércoles ir al cine y entrar dos personas con una sola entrada.



1978

Las vacaciones las pasábamos en Huelma, acaba de empezar el año y me voy a la mili a Vitoria, está muy lejos y además en el País Vasco, ETA mata a militares y policías. El día 5 de enero cogimos el Renault 10 que mi padre había comprado poco tiempo antes, es un coche de 3ª mano pero es el primero que entra en la casa, mi padre se sacó el carnet de conducir muchos años atrás pero dio prioridad a nuestros estudios antes que comprarse el Seat 600 que tanto deseaba, hay niebla, conduzco yo hasta Jaén, me acompaña toda la familia, en Jaén me esperaba un tren que recorrería casi toda España para trasladarnos al campamento de instrucción de reclutas Aravaca situado en las afueras de Vitoria. Llegamos el día de Reyes y aparte de estar más perdido que un pavo en un garaje nos esperaba comida especial por celebrarse esa festividad, fueron días de conocer gente, de hacer piña con tus paisanos de Jaén que acababas de conocer pero que al menos tenían algo en común contigo, nos llamamos por los nombres de los pueblos como es normal entre reclutas, Úbeda, Linares, La Carolina, Espeluy, Baeza, Huelma...



Cuando pudimos bajamos a Vitoria e incluso un par de fines de semana nos quedamos a dormir en un hotel, hotel Frontón, la habitación tiene tres camas y una cabina de ducha, allí aprovechamos para vestir de civil y simular nuestra libertad con ropa poco adecuada para el lugar y clima, aprovechamos para ir al frontón que da nombre al hotel, también al cine. 

Terminé el campamento y me destinaron a Burgos, el cuartel estaba a unos kilómetros y bajábamos cuando podíamos, nuevos amigos, películas en el cine Cordón y en otro cruzando el río Arlanzón vi mi primera película porno, el cine naturalmente lleno de soldados.

Algún fin de semana y ya que no podía ir a Granada, estaba demasiado lejos, me fui a Madrid invitado por mi amigo Diretinho y su familia que amablemente me recibía, me daba de comer, me lavaba la ropa y me paseaba por Madrid.




Uno de los días que estuve en Madrid decidí ir al cine, pagué mi entrada, la sala estaba a oscuras porque ya estaban proyectando trailers de próximas películas y el acomodador con su linterna me señaló mi sitio, le di las gracias y me senté y entonces empezó a despotricar sin que yo supiera qué estaba pasando, le pregunté a la persona que tenía al lado y me dijo., !Que no le ha dado propina¡ pasé una vergüenza horrible, en Granada no se daba propina en el cine, no lo sabía, era un cateto en la capital...

1980

En el verano de 1980 me presenté por primera vez a las oposiciones para profesor de Instituto de Formación Profesional, las saqué y al pedir plaza no quise pedir mi pueblo, me destinaron a Vera (Almería), allí alquilé con otros compañeros un piso que estaba precisamente en el edificio del cine Regio, a través de la pared escuché cantar a Manolo Escobar o un mitin de Escuredo pidiendo la autonomía para Andalucía.





Había otro cine en Vera, mucho más antiguo pero cerrado, su dueña, doña Ángela,  era profesora de historia en el instituto de bachillerato con el que compartíamos algunas dependencias, le mostramos nuestro interés por conocer su cine-teatro Cervantes y nos llevó a verlo, fuimos tres compañeros, nos dejó fotografiarlo y nos contó algo de su larga historia. Pocos años después su solar sería ocupado por un bloque de viviendas, nuestro testimonio gráfico ha servido muchos años más tarde para recordar muchas de las historias de aquel cine.


En el instituto de Vera, antiguo Instituto Fernando el Católico, montamos un cineclub al que asistían alumnos de los dos centros, nuestro compañero Serafín recorrió todos los armarios de todas las clases del centro hasta recuperar las piezas de un antiguo proyector de 16 mm, las películas (todas con muchos años a sus espaldas) las pedíamos a Sevilla a San Pablo Films que las distribuía por toda España, nos llegaban los carretes de película que poníamos los fines de semana con gran éxito de público, éramos jóvenes, con ideas nuevas, los alumnos respondían estupendamente a todo lo que proponíamos, allí se forjaron lazos que aún persisten 40 años después y el cine estuvo también por medio.

1982

Me traslado al instituto de Formación Profesional de Guadix, me voy acercando a la que entonces era mi meta, llegar a Granada, el ministerio había enviado como dotación un proyector de 16 mm al centro, acondicionamos una estancia para poder proyectar cine allí, así lo hicimos, el proyector empezó a fallar y salieron al mercado los primeros vídeos, por allí todo el mundo tenía el sistema Beta y ese compramos.

Ahora era más fácil, ibas al videoclub de tu misma ciudad y alquilabas una película o bien alguien la traía desde Granada, no había que pedirla una semana antes a Sevilla como hacíamos en Vera.


En una fiesta de San Juan Bosco, patrón de la Formación Profesional, organizamos muchas actividades y una de ellas era ver una película en una de las aulas, habíamos alquilado una del director San Pekinpack famoso por la violencia que mostraba en casi todas sus películas, la pusimos y empezamos a verla, de pronto entra en el aula el nuevo profesor de Religión, el párroco de La Peza, pueblo cercano. Los responsables de aquella actividad, yo era uno de ellos, nos pusimos a temblar y a pensar en el rapapolvos que nos esperaba al finalizar la proyección por haber elegido aquella película tan violenta. Terminó la película, se acercó a nosotros y nos exclamó: "!Qué buena película, me encantan las de San Pekinpack¡

En Guadix nos conocimos Ximena y yo, una historia de cine, pero esa es una que contaremos en otra ocasión.

1986

Por fin y después de diversas vicisitudes que tampoco toca contar hoy, llegamos a Medina Sidonia, el primer contacto que tuvimos con el cine de Medina donde ya apenas se proyectaba en vídeo alguna película, fue para alquilarlo, creo que nos costaba 10.000 pesetas, para representar obras de teatro del Instituto San Juan de Dios, Chano nos facilitó siempre todo y allí se hicieron un par de obras, creo que una fue "Dios" de Woody Allen y quizás la otra "Bajarse al moro" aunque no estoy seguro.



Al no haber cine en Medina y no ser fácil trasladarse a otra localidad, estábamos en los años 80, poco a poco las familias van consiguiendo comprar televisión en color y un vídeo, aquí en formato VHS. En el instituto San Juan de Dios decidimos hacer un videoclub para préstamos gratuitos, cada profesor o alumno que tenía alguna película grabada la prestó para hacer una copia y ponerla a disposición de todos los demás, creo que llegamos a tener unas centenares en préstamo y varios alumnos encargados de dar y recoger esos préstamos; videoclub que estuvo en funcionamiento durante varios cursos hasta que la evolución de los tiempos lo hizo innecesario y se cerró. 


Otro momento especial fue cuando llevamos a nuestro hijo Pablo a ver su primera película en el cine, aunque el diploma se lo pedimos al ver  Pocahontas, ya había estado antes viendo el año anterior El Rey León, pero sus anécdotas tendrá que contarlas él. Ahora es un gran cinéfilo.




Cambiaron los tiempos, al disponer de vehículo los espectadores nos trasladamos a los nuevos centros comerciales que contaban con varias minisalas de cine cada uno y aunque hemos tenido cine  en la televisión, tenías que esperar años para ver una película recién estrenada en cines y no era comparable la experiencia.















Publicidad de comida basura en las entradas de cine actuales

2020

Vivimos unas circunstancias que no habíamos experimentado nunca, llega la pandemia por el coronavirus COVID-19, hay que evitar salir de casa, no es el guion de ninguna película de terror.

Ahora voy al cine cuando quiero, en sala privada, a la hora que decido, con sonido estéreo. 

El cine se llama Netflix, aunque a veces asisto al Movistar o al Amazón o al HBO...

Hasta aquí he traído del desván de casa, las entradas de cine y  del desván de mi memoria, mis recuerdos. 

THE END





No hay comentarios:

Publicar un comentario